Desde la perspectiva de una esposa, puedo reflexionar sobre los casos en mi matrimonio en los que he tratado de forzar las cosas a mi manera. Me doy cuenta fácilmente de algunas cosas que indican que debo retroceder:
- Se aleja emocional y físicamente.
- Se retira de lo que normalmente sería una comunicación activa y atractiva.
- Sus pasatiempos empiezan a ocupar más de su tiempo.
Pienso que al volverse controlador, indica a los hombres que su esposa no los respeta. Los esposos deben sentirse respetados para prosperar en su papel. Quieren sentir que su esposa confía en su juicio y aprecia sus sentimientos, entre otras cosas.
Una esposa que constantemente está regañando, socavando, ‘recordando’ y ‘alentando’ el cambio está comunicando a sus esposos que no son lo suficientemente buenos, lo suficientemente inteligentes o lo suficientemente capaces para dirigir a su familia adecuadamente. Este debe ser un sentimiento humillante que solo lleva a la pasividad, a la inversión de roles y, en última instancia, a una ruptura en lo que podría ser una relación matrimonial satisfactoria.
Los beneficios de perder el control en su matrimonio tienen una visión impactante al analizar los problemas centrales detrás de nosotros que desean controlar a nuestros cónyuges. Amar a nuestros cónyuges correctamente debe venir antes que la “rectitud”.
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