Empieza por comprender que no puede controlarlos, no puede hacer que encajen en un molde de personaje que diseñó para ellos. La edad no define a una persona más que el color de su piel.
Es normal pasar por largos períodos de tiempo en los que se separa de sus padres y evita comunicarse con ellos.
La familiaridad engendra desprecio. Cuanto más familiarizado esté con ellos, más probabilidades tendrá de perder un nivel de respeto y estará dispuesto a “probar las aguas” con ellos. Sabiendo que no puedes cambiarlos, solo puedes cambiarte a ti mismo y practicar la aceptación.