Creo que la verdadera pregunta es que no tienes que probar nada. Cuando las personas hacen juicios sobre alguien, no es porque quieren ver lo mejor de una situación. Evalúan porque compiten o, a veces, están celosos de los demás. Esta envidia se manifiesta en comparaciones de todo tipo. La gente compara a sus bebés y niños. Discuten sobre quién habló el bebé, caminaron, comieron alimentos enteros y quién es más alto, mejor en los deportes y mejor académicamente. Eso es aburrido y todas las pruebas en el mundo no cambiarán de opinión. Además, nunca deberíamos tener que demostrar nuestro valor.
Las personas nunca comparan quién es la persona más amable, compasiva o atenta. Las cosas que la gente compara son las que invocan los celos y la competencia. Cuando los amigos o hermanos compiten, la amistad puede terminar en ruina. A nadie le gusta ser el perdedor, pero los juegos tontos o las ideas absurdas de que la escasez o la altura son mejores es ridículo. Nada de esto nos cambia por dentro, que es donde reside el verdadero sentido del yo. Lo que cuenta más no nos importa aún lo que no cuenta en todo lo que medimos.
Es un problema de sentimientos inferiores que conducen a la competencia que termina con un ganador y un perdedor. Necesitamos tener más confianza en uno mismo. Eres suficiente y siempre lo serás. Sabes cuánto has aprendido y la aprobación de los demás no es necesaria. Puede sentirse bien, ¿cuánto tiempo ya qué precio? ¿Queremos crear un argumento? ¿Tener una pelea? Hacer enemigos? Es una tontería y lo dejaría pasar. Muchas veces en la vida somos juzgados menos o más altos de lo que podríamos ser. Luchar por algo que será olvidado mañana no vale la pena. Tendríamos paz en nuestras vidas, en nuestros hogares, en el lugar de trabajo, en la sociedad y en el mundo si lo valoráramos todo y detuviéramos los juicios, las expectativas y las suposiciones acerca de los demás. Tiene más que ver con sus celos derivados del complejo de inferioridad, acerca de usted. En todo caso, es un cumplido porque tienen la necesidad de derribarte.
Recuerda que los demás pueden controlarte, insultarte y lastimarte solo si lo dejas. Aléjate con la cabeza bien alta y sabe que eres suficiente. Vive tu vida con un propósito y olvídate de las cosas sin sentido en las que la gente se enreda. Pueden pasar su tiempo de una manera mejor que insultándote o causándote dolor a ti ya los demás. Sigue trabajando duro y haz que tu vida cuente de muchas maneras significativas.
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Dios bendiga