La discriminación es extremadamente común, pero a menudo ocurre sin intención, porque el sistema de educación común está predispuesto contra las personas neuro-atípicas. Alguien con TDAH grave tiene problemas con los plazos, la organización y las tareas de poca importancia, como las tareas, todo a pesar de que pueden ser muy inteligentes, motivados y trabajadores.
Esto también sucede en la fuerza laboral, si los empleadores se centran más en detalles como tener horarios de trabajo estrictos o requerir mucho papeleo. Esto podría descalificar a una persona con TDAH en el trabajo (o despedirla), incluso si en última instancia trabajaría más y haría un mejor trabajo al final del día.