Lo intentan porque parece algo único e interesante para experimentar en la vida y porque notan que las expresiones faciales de las personas que fuman en situaciones sociales relajadas indican que disfrutan haciéndolo. Luego, cuando lo intentan, si toman más de la primera bocanada o dos que podrían hacerlos toser, encuentran que les da un sentimiento muy interesante y generalmente placentero de “zumbido”, tal vez algo similar al que se obtiene al chugging de un Rojo. Toro, pero sin los efectos secundarios desagradables (a menos que fumen uno o dos cigarrillos por primera vez con demasiada intensidad … en cuyo caso se volverán verdes y despiadados. ¡LOL!)
Una vez que han experimentado la sensación agradable, entonces, por supuesto, quieren repetirla. Después de que lo hayan repetido con la suficiente frecuencia, han “aprendido” cómo les hace sentir bien y lo extrañan si intentan dejar de fumar. Parte de esa sensación de “pérdida” se traduce en lo que los antitabaco llaman “retiro”, aunque es clara y categóricamente diferente de la clase de “retiro” que suelen experimentar los consumidores de drogas y alcohol.
- MJM