Albert Einstein era TDAH y alto coeficiente intelectual, probablemente el mejor ejemplo conocido.
Escribió sus cuatro documentos más importantes en un año mientras trabajaba en la oficina de patentes como empleado administrativo. Usó su mente e imaginación para imaginar los experimentos y analizar las partes esenciales del problema y creó ecuaciones realmente simples pero poderosas que nadie más había pensado.