Cuando se trata de creatividad, quizás lo más importante que puede darle a un niño es el regalo del aburrimiento.
Organiza algunos tramos de tiempo sin estimulación externa. Tiempo sin videos en el televisor, sin juegos en el iPod, sin una actividad programada, sin ninguna de las otras cosas que utilizamos para mantenerlos ocupados y distraídos.
Estar aburrido es una cosa preciosa, un estado de ánimo que debemos perseguir. Una vez que el aburrimiento se establece, nuestras mentes comienzan a vagar, en busca de algo emocionante, algo interesante para aterrizar. Y ahí es donde surge la creatividad.
(http://blogs.hbr.org/bregman/201…)
O como lo dijo otro comentarista “La sobreestimulación es el enemigo de la imaginación” (http://www.telegraph.co.uk/comme…)
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Incluso TED (un evento de sobrestimulación seguro) reconoce el valor del aburrimiento:
Si bien el aburrimiento es bueno, también necesitan algunas materias primas para expresar su imaginación. El papel de construcción, la cinta, los lápices de colores y algunos peluches para poblar la escena parecían funcionar bien para nuestra hija. Pero los niños diferentes preferirán medios diferentes.
Más importante que los juguetes específicos que tienen disponibles, necesitan tiempo desestructurado poco estimulado para llevarlos a la creatividad real.